la colmena
Etapa Maternal
- Etapa Maternal
- Etapa Infantil
- Etapa Primaria
En el aula de maternal acompañamos, atendemos y cuidamos a niños y niñas de hasta 3 años, en un ambiente cálido, con una mirada amorosa y respetuosa desde el enfoque de la pedagogía Waldorf y Pickler.
Es un lugar acogedor, un segundo hogar, un espacio armónico que proporciona momentos para el juego, momentos para actividades artísticas y momentos para el reposo.
La jornada se organiza siguiendo el principio del ritmo tan importante en la pedagogía Waldorf. Cada día se repite la misma secuencia de actividades, alternando los principios naturales de expansión y contracción, lo que proporciona una sensación de orden y confianza imprescindible para un crecimiento sano y equilibrado.
La base del aprendizaje en esta etapa es el movimiento libre, método educativo de Emmi Pikler (1902-1984 Pediatra), basado en el respeto, dejando al bebé en completa libertad para moverse y desarrollarse sin la intervención de la cuidadora, respetando el ritmo propio y asegurándole todas las posibilidades para tener iniciativas autónomas, movimiento libre y juego independiente.
Este método defiende que aprenden solos a sentarse, gatear, caminar… sin necesidad de incitarles a ello
Los materiales que utilizamos en el aula son juguetes sencillos, poco definidos; no dirigen el juego sino que dejan espacio a la creatividad e imaginación. Muchos de ellos son artesanales de madera y materiales naturales como lana, fieltro, algodón, telas, piñas, conchas…, sin tóxicos, son elementos de juego que estimulan la actividad creativa y sensorial: el tacto, el movimiento y el equilibrio.
El juego es la actividad natural en esta etapa. El juego creativo potencia su desarrollo físico, emocional y social, y le permite aprender a través de la investigación, la experiencia y el descubrimiento. A través del juego desarrolla los sentidos, a la vez que descubre las leyes físicas, socializa y se descubre a sí mismo. Es en el juego donde, de manera espontánea, evoca las actividades de las personas adultas y comprende el mundo en el que vive.
Las acciones del día están acompañadas de canciones, rimas y juegos de dedos. La voz cantada estimula el cerebro en estas edades tempranas, activando cuerdas vocales para el futuro aprendizaje del lenguaje y de los idiomas. La música tiene un papel protagonista en esta pedagogía, que sirve para equilibrar los estados anímicos, para anunciar los cambios, acompañar las actividades artísticas y manuales, trabajar la concentración auditiva y el desarrollo del lenguaje. Las rimas, los cuentos y los juegos de dedos, además, desarrollan la motricidad gruesa.
Los cuentos, no acompañados de imágenes, favorecen la creación de mundo interior imaginario, hacen crecer la motivación y el asombro. Cada fiesta estacional trae consigo cuentos, rimas y canciones específicas y van preparándoles interiormente para la celebración de estas. Mediante estas actividades se conectan con lo que sucede en el exterior y se sitúan en el tiempo.
El jardín es un lugar maravilloso para jugar y un “universo” para descubrir, en donde tienen contacto directo con los elementos de la naturaleza tierra, aire, agua, fuego, además del lugar donde pueden desarrollar al máximo sus destrezas motoras. Es a través del movimiento que el niño se conecta consigo mismo y con su entorno. Además, jugar en la naturaleza les permite vivenciar de forma más intensa y completa el ritmo de las estaciones.
El periodo de adaptación es un tiempo, (que va a depender de cada situación individual) en el que la mamá o papá permanece en el aula acompañando el proceso hasta que su bebé esté en situación de decirle adiós sin llanto.
En definitiva, respirar la alegría de sentirse acunado con ternura por el ritmo, en un ambiente de amor y de aceptación que responde a las necesidades individuales, con tiempo, con amor, hace que interioricen la alegría y la confianza en la vida y en los demás.
Un día típico en el aula maternal
El ritmo diario, semanal y anual del aula maternal les proporciona seguridad. El saber “qué viene después” permite a los niños y las niñas relajarse y disfrutar lo que hacen en cada momento. La rutina tanto en el horario diario, como en las actividades semanales les reconforta, dándoles estructura y ayudándoles a desarrollar el sentido del paso del tiempo.