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Preguntas Frecuentes

¿Qué es la Educación Waldorf?

La educación Waldorf es un enfoque educativo único que se practica en las escuelas Waldorf de todo el mundo, desde hace más de 100 años. Surge como parte del importante movimiento contemporáneo de modernización de la educación que tuvo lugar a principios del siglo XX. Creada por el filósofo austriaco Rudolf Steiner, su principal objetivo es formar seres humanos libres que sean capaces de dotar, por sí mismos, de un propósito y dirección a sus vidas.

Este método se basa en las necesidades de los niños y niñas y sus etapas, en fomentar las ganas de descubrir el mundo con la que nacemos y en estimular su creatividad, su imaginación y su interés por el aprendizaje.

El currículo Waldorf abarca todos los contenidos obligatorios del sistema educativo oficial, completando los contenidos teóricos con el arte y las actividades prácticas. Los maestros y maestras Waldorf persiguen despertar en cada estudiante, un genuino interés por el aprendizaje. El arte y las actividades prácticas (manuales) se ponen al servicio de la enseñanza teórica, desarrollando en los alumnos y las alumnas la motivación propia por el aprendizaje, sin necesidad de usar la competitividad de las notas como incentivo.

Los principios de esta pedagogía están avalados por multitud de países y organismos, entre ellos la organización internacional de escuelas de la UNESCO. Tras el informe de la Comisión Internacional para educación de 1995, la UNESCO propuso el sistema Waldorf como modelo educativo para el siglo XXI, por haber demostrado durante 80 años su adaptación a cualquier entorno, cultura y religión, así como por sus enormes beneficios.

Para más información véase ¿Qué tiene la educación Waldorf de especial y única?

¿Por qué una escuela Waldorf puede ser la mejor opción para tus hijos/as?

Cualquier observador externo que se asome a una escuela Waldorf, constatará que los niños y las niñas llegan al colegio felices y se van felices. Les observará tranquilos/as, haciendo con gusto los trabajos en el aula, les observará jugar, disfrutando del placer del juego, niños y niñas aprendiendo de forma significativa, adquiriendo conocimientos vivos y haciéndolos suyos, y adquiriendo sólidos hábitos de trabajo.  Observará a niños/as siendo realmente niños/as.

Entre las primeras razones para escolarizar a su hijo o hija en una escuela Waldorf, estaría su profundo respeto hacia la infancia, uno de los pilares de esta propuesta pedagógica. Las escuelas se centran en crear un entorno rico y estimulante adaptado a sus etapas, a la vez que ofrecen una seguridad afectiva.

En segundo lugar, la pedagogía Waldorf se sustenta en un profundo conocimiento del proceso evolutivo de los niños y las niñas, sobre el que establece su currículo.  Cada asignatura se introduce en el momento adecuado del desarrollo infantil. (Para más información véase ¿Por qué funciona la pedagogía Waldorf desde una perspectiva neurocientífica?)

Por último, los y las estudiantes salen preparados de manera óptima para la vida profesional.  Su pensamiento creativo, orientado a dar soluciones en nuevas áreas, el desarrollo de la responsabilidad personal y su autonomía juegan un papel importante en ello.

En palabras de Andreas Schleicher, experto en enseñanza de la OCDE y coordinador de los estudios PISA en Alemania “Hay un alto grado de congruencia entre lo que el mundo exige de las personas y lo que se promueve en los alumnos y alumnas Waldorf.  La reproducción de conocimiento acabado tiene una importancia cada vez menor.  Hoy en día se pueden aprobar la mayoría de los exámenes tan sólo con ayuda de un smartphone, si quiere que su hijo/a sea más inteligente que un smartphone, entonces tiene que aprender otras habilidades”. (Para más información véase Estudio de Universidad alemana sobre resultados en escuelas Waldorf)

La pedagogía Waldorf, permite a los niños y las niñas encontrar su lugar en el mundo —experimentando a través del juego libre, una tarea tan enriquecedora y bella como fértil y eficaz para su desarrollo— estimulando su creatividad y sensibilidad —con música, ritmo y danza y actividades manuales como recetas de cocina, tejiendo…— y ampliando su espíritu crítico —consiguiendo que comprendan lo que pasa en su entorno tras experimentarlo por ellos mismos y a través de valores como el respeto al medioambiente o la convivencia con todo tipo de niños y niñas—.

¿Por qué es tan importante respetar las etapas del niño/a?

Los niños y las niñas necesitan tiempo y espacio para desarrollarse. Aquellos que crecen bajo la presión de una maduración excesivamente rápida pierden la posibilidad de vivir experiencias importantes y únicas para su edad.

Nuestra sociedad actual, con su ritmo trepidante, no muestra comprensión alguna ante sus necesidades. Como maestros y maestras debemos procurar que los niños y las niñas dispongan del tiempo y el espacio necesarios para su desarrollo. Ello contribuye de forma esencial a fomentar su autonomía y creatividad en la edad adulta.

A continuación, incluimos un extracto del libro “Educar en el asombro” (recomendamos enormemente su lectura), de la prestigiosa Catherine L’Ecuyer, referente a los riesgos de no respetar las etapas de la naturaleza del niño,

¿Qué pasa si el niño está persistentemente bajo el efecto de la sobreestimulación: ya sea por saturación de bienes materiales, de caprichos, de actividades extraescolares, por falta de sueño, por estímulos que consisten en adelantar etapas que no tocan, por la intensidad exagerada del sonido o del ritmo de un programa de televisión, o bien porque se le pide al niño que realice varias actividades a la vez?

El ser humano tiene una capacidad de adaptación al entorno muy grande. Se acostumbra a vivir bajo varias condiciones. En este caso, pasada la primera impresión, el niño se acostumbra a vivir de forma continuamente sobreestimulada. La saturación de los sentidos que conlleva esta sobreestimulación provoca el siguiente círculo vicioso:

  1. La sobreestimulación sustituye al motor del niño y anula su sentido del asombro, de creatividad, de imaginación.
  2. Tras una fugaz sensación de euforia, el niño se apalanca, se vuelve pasivo, no toma iniciativas, se aburre y deja que la pereza mental le invada. Se ilusiona cada vez menos y muestra apatía, pero es una apatía inquieta, porque el niño está acostumbrado – o, mejor dicho, es adicto- al ruido de fondo de la sobreestimulación y quiere más. La sobreestimulación predispone al niño a vivir niveles de estímulos cada vez más altos.
  3. El niño se vuelve hiperactivo, nervioso, no está a gusto consigo mismo y quiere llamar la atención de los adultos violando las normas. Necesita buscar entretenimiento o sensaciones nuevas cada vez más intensas para aliviar su adicción a la sobreestimulación. Cuando la encuentra, se tranquiliza, como un fumador ansioso que se reencuentra con su cigarrillo. Esa es la razón por la cual un recién nacido sobreestimulado solo se duerme con un paseo en coche o acunándolo debajo de la campana de la cocina.
  4. Aumenta el ruido de fondo de sobreestimulación al que está acostumbrado y se vuelve a iniciar el círculo vicioso con más fuerza… La industria de la telecomunicación y los medios de comunicación le proporcionan la estimulación que necesita, con contenidos cada vez más agresivos, espantosos y rápidos. Desde las imágenes de linchamientos y de guerras sangrientas en las noticias, hasta las historias violentas y de horrores llenas de sangre y de vampiros en los libros y en las pantallas de todo tipo.
  5. El niño sobreestimulado se convierte entonces en un adolescente que lo ha visto y lo ha tenido todo. Está pasado de vueltas, saturado, tiene el deseo bloqueado… Algunos de estos adolescentes pedirán a sus padres y maestros, como Elisa, que les ayuden a desear… Otros, buscarán sus “entretenimiento” en otro tipo de actividad: actos de vandalismo, violencia escolar, botellones, drogas, etc., utilizando a las personas que involucran en estas actividades como un medio para “divertirse”.

Los niños de hoy en día no son como los de antes, constatan las abuelas. Es cierto. Hoy en día, hace falta retroceder a una edad cada vez más temprana para encontrarnos con el asombro en un niño. Constatamos, pues, que cada vez son más los niños, y luego los adolescentes, dispersos, hiperactivos, con dificulta para crear vínculos, para reconocer la autoridad, para gestionar su afectividad, con actitudes a veces violentas, desagradecidos, y que encuentran su fuente de motivación principalmente en la estimulación externa.

Antes, un niño de cinco años podía asombrarse escuchando a La Abeja Maya. Ahora, le aburrirá Caillou, Pat el Cartero y Dora la Exploradora. Antes veíamos E.T. con seis años, Los Goonies con doce años, y Poltergeist de adultos. Creo que ahora un niño de cinco años no pestañearía ante el terror y el suspense de Poltergeist, se aburriría con Los Goonies y no aguantaría medio minuto el ritmo de E.T. La naturaleza del niño no ha cambiado, los niños son niños y seguirá siéndolo siempre. Es el entorno en el que se encuentran los niños el que ha cambiado, que les somete a unos estímulos que les impiden disfrutar de una película lenta. Antes, el entorno inmediato del niño se solía adaptar a sus ritmos y a sus necesidades. Ahora, es él quien se debe adaptar al ritmo frenético de un entorno que produce cada vez más estímulos. Televisión, videoconsolas, un sinfín de actividades extraescolares, menos horas de sueño, una escolarización más temprana, juguetes que hablan, etc.

[…] Para dar marcha atrás a la situación debemos re-imaginar una educación infantil que cuente con el asombro. Y eso, ¿Cómo se hace? Educar en el asombro consiste en respetar su libertad interior, contando con el niño en el proceso educativo, respetar sus ritmos, fomentar el silencio, el juego libre, respetar las etapas de la infancia, rodear al niño de belleza, sin saturar sus sentidos…

¿Por qué es tan importante el juego libre para el desarrollo del niño/a?

El juego es algo muy serio para los niños y las niñas. A través del juego comprenden la naturaleza y su entorno cultural de forma imitativa. En el juego viven las cualidades activas interiores de lo imitado, formando, de esta manera, la base para un posterior conocimiento del mundo.

Para el niño y la niña jugar es algo muy serio, es su trabajo, significa percibir con todos los sentidos, poner en movimiento todo el cuerpo, ser activo. A través del juego se capacitan para dominar el movimiento corporal, su equilibrio, un tacto delicado y un impulso lleno de fuerza. A través del juego desarrollan la creatividad y la imaginación que serán las bases de su capacidad intelectual. Jugando aprenderán también a relacionarse socialmente y desarrollarán poco a poco la experiencia consciente de sí mismos.

En un estudio realizado en los Estados Unidos, Sara Smilansky investigaba la relación entre un juego conformado con plena fantasía en el jardín de infancia y el comportamiento posterior de los niños y las niñas en la escuela. Confirmó que el juego apoyaba las facultades cognoscitivas que los niños y las niñas debía aplicar en la Escuela. También observó que los niños y las niñas que eran “buenos y buenas” en el juego, se mostraban con mayor motivación para el aprendizaje, empatía y capacidades sociales. En su libro “Children play and learning” subraya la importancia de los juguetes sencillos, no demasiado acabados, y el problema existente con los juguetes didácticos, tan populares hoy en día.

El desarrollo de la fantasía infantil es, al mismo tiempo, una importante base para el desarrollo de un pensamiento creativo. Si aquella se ve impedida, éste se resentirá.

¿Cuáles son los riesgos de un acceso temprano a las nuevas tecnologías?

La tecnología es una herramienta útil en muchos aspectos, especialmente en mentes preparadas para usarlas, pero no en mentes inmaduras sin autocontrol.

La pedagogía Waldorf cree firmemente que la exposición a las nuevas tecnologías en etapas tempranas es contraproducente para el desarrollo de los niños y las niñas. El ordenador impide el pensamiento crítico, deshumaniza el aprendizaje, la interacción humana y reduce el tiempo de atención de los alumnos y alumnas. Por ello no se utilizan en el aula hasta el bachillerato.

Además, siguiendo las recomendaciones de las principales asociaciones pediátricas del mundo y las innumerables evidencias científicas recomendamos reducir todo lo posible el consumo de pantallas en la vida cotidiana de los y las menores.

No somos los únicos que creemos que el uso temprano a la tecnología presenta un riesgo elevado para los niños y las niñas. Algunos referentes de Silicon Valley también opinan igual:

  • Bill Gates, creador de Microsoft, limitó el tiempo de pantalla de sus hijos. “No tenemos los teléfonos en la mesa cuando estamos comiendo y no les dimos móviles hasta que cumplieron los 14 años”, dijo en 2017.
  • “En casa limitamos el uso de tecnología a nuestros hijos”, explicó Steve Jobs, creador de Apple, en una entrevista en The New York Timesen 2010, en la que aseguró que prohibía a sus vástagos utilizar su recién creado iPad.
  • “En la escala entre los caramelos y el crack, esto está más cerca del crack”, apuntaba sobre el uso adictivo de las pantallas en The New York Times Chris Anderson, exdirector de la revista Wiredbiblia de la cultura digital.
  • Asimismo, encontramos como en la cuna de la tecnología, Silicon Valley, triunfa una escuela [Waldorf] donde no se usa la tecnología, donde escriben con lápiz y papel, sus docentes utilizan una pizarra tradicional, y no existe una sola pantalla en toda la escuela.

Lo cierto es que esta corriente no es una mera opinión, sino que los estudios científicos respaldan esta recomendación, encontrando evidencias alarmantes sobre el uso de pantallas en etapas tempranas. Incluimos a continuación solo una pequeña muestra:

No hemos incluido entre los estudios aquellos relacionados con el uso inadecuado o ilícito de Internet y las nuevas tecnologías, pero sus consecuencias son potencialmente mucho más graves que cualquiera de los mencionados.

En definitiva, hoy sabemos que los niños y las niñas no aprenden a través de una pantalla, sino mediante la experiencia con lo real y a través de sus relaciones interpersonales con una persona sensible. Y los dispositivos, por muy sofisticados que sean sus algoritmos, carecen de esa sensibilidad. Porque la sensibilidad es profundamente humana.

Para la elaboración de este contenido se han utilizado datos y fragmentos del libro “Educar en la realidad” (recomendamos enormemente su lectura) donde su autora Catherine L’Ecuyer desvela las evidencias demoledoras sobre una serie de mitos educativos y demuestra que la mejor preparación para utilizar las nuevas tecnologías tiene lugar en la realidad, es decir en el mundo “offline”.

¿Cuáles son las recomendaciones oficiales de uso de pantallas en niños/as?

En el artículo No te engañes, tu hijo no necesita una tableta la investigadora y divulgadora Catherine L’Ecuyer recuerda las recomendaciones de la Asociación de Pediatría Canadiense y la Academia Americana de Pediatría: evitar completamente que los niños y las niñas menores de 2 años vean pantallas. 

En el caso de niños y niñas mayores recomienda limitar su uso a menos de dos horas al día de contenido de calidad. Incluso los estudios más recientes sugieren que la regla de los 2 años y cero pantallas debería ampliarse hasta los 3 a 4 años. Debemos tener en cuenta que esta recomendación es un criterio sanitario, es decir, es una recomendación de salud.

Lo increíblemente preocupante es que estamos a años luz de esta recomendación de salud, pues los estudios hablan de una media de uso de las pantallas de más de 7 horas, sin contar las horas del colegio, y la media sigue subiendo.

Recomendaciones de la Asociación de Pediatría Canadiense sobre el uso de pantallas

  1. Minimizar el tiempo de pantalla:
  • No se recomienda el tiempo de pantalla para niños y niñas menores de 2 años.
  • Para niños y niñas de 2 a 5 años, debe limitarse el tiempo de pantalla a menos de 1 hora por día.
  • Asegúrese de que el tiempo de pantalla sedentario no forme parte de la rutina del cuidado infantil para niños y niñas menores de 5 años.
  • Mantenga horarios diarios ‘sin pantalla’, especialmente en comidas familiares, y para compartir libros.
  • Evite las pantallas durante al menos 1 hora antes de acostarse dado su potencial efecto supresor de la melatonina, que influye en el ciclo del sueño.
  1. Atenuar los riesgos asociados con el tiempo delante de una pantalla:
  • Estar presente y participar cuando se usen pantallas y, siempre que sea posible, verlas con los niños y las niñas.
  • Conozca el contenido y priorice la programación educativa, apropiada para la edad.
  • Utilice estrategias de crianza que enseñen autorregulación, calma y establecimiento de límites.
  1. Estar atento al uso que se hace de las pantallas:
  • Realice una autoevaluación de los hábitos actuales de la pantalla y desarrolle un plan familiar de medios para cuándo, cómo y dónde se pueden usar (y no) las pantallas.
  • Ayude a los niños y las niñas a reconocer y cuestionar mensajes publicitarios, estereotipos y otros contenidos problemáticos.
  • Recuerde: demasiado tiempo frente a la pantalla significa oportunidades perdidas para enseñar y aprender.
  • Tenga la seguridad de que no existe evidencia alguna que respalde la introducción de tecnología a una edad temprana.
  1. Los adultos deben modelar el uso saludable de la pantalla:
  • Elija alternativas saludables, como lectura, juegos al aire libre y actividades creativas y prácticas.
  • Apague sus dispositivos en casa durante el tiempo en familia.
  • Apague las pantallas cuando no esté en uso y evite la televisión de fondo

¿Por qué la pedagogía Waldorf no adelanta la lecto-escritura?

Aunque cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje, para poder aprender a leer y escribir deben haber conseguido antes un buen nivel de lenguaje oral y una coordinación de movimientos adecuada. Por esto, se estima que la edad ideal para el aprendizaje de la lectoescritura es en torno a los 6 años. Antes de esta edad, se pueden hacer actividades que faciliten el posterior aprendizaje.

Los niños y las niñas van adquiriendo la capacidad de pensamiento lentamente. Primero ordenan el juego en secuencia temporal, representan mentalmente cualquier elemento, el aprendizaje es vivencial. Por poner un ejemplo: aprenden a contar porque ayudan a poner la mesa para comer todos los días y hay que contar cucharas, vasos, etc.

Antes de escribir han de comprender el lenguaje. Los niños y las niñas aprenden a desarrollar muy bien su lenguaje porque practican mucho el habla y la escucha en los espacios Waldorf. Y para poder escribir más adelante, se necesita esta preparación previa ya que es la base de la escritura, saber que se escribe. El cerebro se va construyendo de forma estructurada de esta manera.

¿Si no sé hablar bien, como voy a escribirlo? ¿De memoria? La educación infantil se está convirtiendo en formación infantil, se adelantan los aprendizajes que corresponden a la etapa de primaria, causando así muchos desordenes en los niños y las niñas a nivel de salud física y emocional, la infancia no es una etapa para formar, pero si para educar. Educar los sentidos de percepción, educar en emociones, educar en lo social, educar en límites, educar en alimentación, educar en el amor.

Para más información puede consultar ¿Por qué funciona la pedagogía Waldorf desde una perspectiva neurocientífica?

¿Qué resultados obtienen los estudiantes Waldorf en las pruebas de acceso a la universidad?

Investigaciones llevadas a cabo en EE.UU. muestran que el 94% de los y las estudiantes Waldorf en Norte América (EE.UU. y Canadá) cursan estudios universitarios y un 55% terminan con un nivel de estudios de Masters y Doctorado. Los alumnos y las alumnas Waldorf son, además, muy bien valorados por sus profesores y profesoras en la universidad.  Sus puntuaciones en los Test SAT (Scholastic Aptitude Tests) están por encima de la media nacional, especialmente en pruebas verbales.

En Europa, estudios que comparan los resultados de las pruebas de acceso a la universidad en Alemania hallaron que el porcentaje de graduados y graduadas Waldorf que pasaron el examen fue el doble o el triple que en el sistema estatal.

En España, aún no se han realizado este tipo de estudios, pero los y las estudiantes de la Escuela Libre Micael (la única escuela Waldorf que ofrece estudios bachillerato en Madrid) tiene un porcentaje de aprobados en selectividad en línea con la media de los institutos públicos.

¿Se ven afectados los niños/as que cambian de un modelo Waldorf a un nuevo modelo educativo?

El modelo Waldorf en la infancia se basa en que los niños y las niñas crezcan con confianza y seguridad en el mundo. Su experiencia será como la de cualquier persona que cambia de escuela, donde su principal dificultad será hacer nuevos amigos/as, cosa que en 1 o 2 semanas han superado.

Un alumno o alumna que ha estudiado en una Escuela Waldorf dispone de la capacidad para alcanzar cualquier habilidad y de los recursos necesarios para practicar la atención y adquirir cualquier conocimiento, pues suelen mostrar un mayor interés por aprender.

¿Cómo se califica el aprendizaje?

La evaluación es realizada mediante una doble vía. Los maestros y las maestras realizan una evaluación del progreso de cada estudiante al final de cada trimestre.  

Esto se complementa con una autoevaluación de los alumnos y alumnas sobre su propio trabajo y aprendizaje. A finales de curso se realiza una evaluación completa de todas las asignaturas que se presenta en la forma de evaluación de fin de año. 

El equipo docente realiza una evaluación cualitativa del trabajo de los y las estudiantes durante ese curso escolar. Estas evaluaciones incluyen, también, las notas oficiales.

¿Quién era Rudolf Steiner?

Fundador y creador de la Pedagogía Waldorf, Rudolf Steiner (1861-1925) era de nacionalidad austriaca. Estudió Matemáticas y Ciencias de la Naturaleza en la Escuela Técnica Superior de Viena, y cursó estudios en las facultades de Filosofía, Literatura, Psicología y Medicina.

A los 21 años se le encargó la publicación y los comentarios de los escritos científicos de Goethe. Partiendo del pensamiento de dicho autor, desarrolló un método de observación e investigación sobre el ser humano y su crecimiento paulatino por etapas. Creó la Antroposofía.

Fruto de su bagaje académico y de su conocimiento sobre el desarrollo vital del ser humano, creó la pedagogía Waldorf. Desde su creación, en 1919, ha conocido una fuerte expansión, convirtiéndose en uno de los Movimientos de Pedagogía Libre más importantes del mundo.