la colmena
Etapa Infantil
- Etapa Maternal
- Etapa Infantil
- Etapa Primaria
Antes de los 7 años, los niños y las niñas aprenden a través de la imitación y la imaginación. Su tarea más importante es aprender a estar en el mundo.
Creamos y ofrecemos un ambiente cálido, hogareño, tranquilo, pleno de afecto y cuidado en el que los niños y niñas se sienten protegidos y aprenden a relacionarse y ayudarse mutuamente, desarrollando de forma natural el sentido social y de cooperación.
No hay enseñanza formal durante estos primeros años, aunque se cultiva mucho las habilidades pre-académicas: habilidades motoras gruesas y finas, socialización y concentración en cómo “hacer” las cosas. El aprendizaje ocurre en un entorno sin prisas, equilibrado y rítmico entre tiempos activos y tranquilos.
Los programas Waldorf para la primera infancia se esfuerzan por nutrir y proteger la maravilla que es la infancia. Lo hace a través de entornos hermosos, seguros, tranquilos y predecibles, actividades que ayudan al niño a desarrollar habilidades esenciales, juguetes que dejan mucho a la imaginación y tiempo suficiente para juegos desestructurados e imaginativos.
- Juego libre en el aula. Tras el juego llega la recogida de los juguetes, todos los niños y las niñas participan en poner en orden la sala, llevando cada juguete a su lugar. Jugar y recoger forman parte del mismo proceso.
- La preparación de los desayunos. En la hora del juego libre la maestra prepara el desayuno que más tarde todos los niños y niñas tomarán en la gran mesa, a la hora del almuerzo. No en pocas ocasiones encuentra la maestra manitas laboriosas que se unen a ella gustosas en esta tarea. Un día a la semana amasamos pan, y los niños y las niñas participan con entusiasmo en esta labor. Para los desayunos usamos alimentos nutritivos naturales, integrales y biológicos (frutas y cereales principalmente) con la intención de crear hábitos de alimentación saludables.
- Las actividades artísticas. Cada día de la semana realizamos una actividad artística diferente (pintura con ceras, pintura con acuarela, modelado…), no obstante, todo lo que hacemos durante la jornada escolar se lleva a cabo de una manera artística.
- Las actividades manuales. A través de la imitación los niños y las niñas se unen a estas actividades que normalmente tienen que ver con la preparación de las fiestas estacionales (en otoño hacemos farolillos, en navidad, portavelas, bellas tarjetas o adornos para el árbol, en pascua pintamos huevos, en primavera hacemos mariposas…)
- Canciones, corros, rimas, juegos de dedos. Nutrirán a los niño/a, a la vez que, por medio de ellos, va poco a poco tomando conciencia de su cuerpo y desarrollan su sentido musical. Cada estación del año trae consigo rimas y canciones alegóricas a la misma. De ese modo el niño/a se interconecta con aquello que sucede en el exterior, en la naturaleza y se va situando en el tiempo.
- El juego en el exterior: tras el desayuno salimos al jardín. El jardín es para los niños y las niñas un lugar maravilloso para jugar, donde cada rinconcito es gratamente apreciado (los columpios, el césped, las casitas, el arenero, los árboles para esconderse y trepar, las tablas para construir y hacer equilibrios…). El juego al aire libre les permite el contacto con los elementos de la naturaleza, la tierra, el agua, el aire, la luz y la vida (¡cuántas plantas, bichitos y pájaros tienen aquí su casa!) y en el amplio espacio pueden moverse en libertad, trepar, correr, saltar y desarrollar sus destrezas motrices.
- La hora del cuento. Al final de la mañana llega el momento del cuento. Según las edades, les narramos cuentos de hadas tradicionales y cuentecitos populares relacionados con las diferentes épocas del año Un mismo cuento se repetirá durante varios días, a veces representado en forma de teatrillo de marionetas. A través de la narración, aprenden a escuchar, enriquecen su lenguaje y desarrollan su imaginación.
Un día típico en el aula de infantil
El ritmo diario, semanal y anual del aula de infantil Waldorf les proporciona seguridad. El saber “qué viene después” permite a los niños y las niñas relajarse y disfrutar lo que hacen en cada momento. La rutina tanto en el horario diario, como en las actividades semanales les reconforta, dándoles estructura y ayudándoles a desarrollar el sentido del paso del tiempo.