Aveces tenemos reacciones totalmente inconscientes provocadas por un mecanismo de defensa supervivencia que hemos ido creando desde que éramos niñas y niños, salen a la luz cuando hay un cierto estímulo que remueve ese recuerdo. Nuestros hijos ponen de manifiesto constantemente estas carencias o mecanismos de defensa.  Reaccionamos, desde nuestras emociones mas íntimas y profundas.

Alegría, miedo, asco, ira, tristeza. El camino como adulto desde el enfoque de la pedagogía waldorf. Es mirar hacia dentro constantemente, desactivar conscientemente esos mecanismos que nos van llevando a la hora de estar con nuestros hijos e hijas, Necesitamos una auto-educación constante para acompañarles en su camino. Muchos padres me dicen que sus hijos son iguales a ellos y puede que sea verdad, pero es solo una parte. La carga genética esta presente pero hay otra parte tan intensa y tan valiosa  en su propia individualidad : sus capacidades , sus preferencias, su creatividad. Dicho esto hemos de entender que nuestras niñas y niños necesitan una mirada mas amplia y mas profunda hacia ellos por nuestra parte Necesitan ser reconocidos y valorados desde que se ponen delante de nosotros.

Está mirada profunda surge de haber podido mirarnos a nosotros mismos. ¿Como pensáis que podemos abrir esa puerta hacia nuestro interior? Cuando la puerta se abre esta claro que no es fácil, mirar hacia el interior implica dolor y  muchas veces tenemos olvidado situaciones que nos sucedieron cuando éramos pequeños.

Como me acogieron, como cubrieron mis necesidades, como me consolaron, de donde surge este miedo terrible a que mi hijo se haga daño, porque me enfado cuando grita, porque no soporto que el grito, como gestiono mi ira, mi asco, tristeza. Descubrí hace poco que tenia mucha ira escondida y este mecanismo hacia que me saltará un pronto bastante importante, pensaba que lo controlaba pero salía sobre todo con otros adultos de mi entorno. Dentro de mi concepción la ira era mala y la tenia escondida, y cuando salía no podía controlarla, había conductas de otros adultos que hacían  tener esa emoción pero mi mecanismo de defensa la había disfrazado de tolerancia y tranquilidad externa. «La ira es mala y no puedes reaccionar así, cállate  y no digas nada». Frase textual de mi padre cuando era niña…»Cállate y no digas nada, no seas malcriada, son tus mayores y debes respetarles». Estas palabras me han acompañado mucho tiempo, ahora esa ira que siento se puede transformar en una emoción positiva. Tengo ira y como la pongo en el mundo para aportar, puede ser esa fuerza para decir lo que pienso o como me siento.

Otro punto importante y de lo que nos preocupamos mucho es dar a los niños un ambiente de alegría, donde pueda expresar todas sus emociones y donde se pueda ser feliz por lo que es, porque realmente se siente mirada,

En casa tenemos que crear un ambiente de alegría, intentar buscar lo que me hace feliz, despertar nuestra niña o niña que se alegraba con un bichito o con un arcoíris, las cosas simples tienen un efecto sanador en los ellos, necesitamos recuperar nuestra chispa de vida. Reír con ellos, dar un paseo, bailar, cantar, quedarte un poquito más en la cama si se puede. Disfrutar de ese proceso que es la crianza, un camino y una oportunidad de redescubrirnos de transformarnos, de mirar a nuestros hijos como lo que son “grandes maestros” tienen mucho que enseñarnos poseen una sabiduría que se nos olvida, son seres de amor y lo que necesitan es nutrirse de amor, amor sincero, con límites claros, alegría por las cosas sencillas.

Con adultos que gestiones sus emociones, reconozcan sus mecanismos de defensa ellos tienen un gran apoyo, porque en realidad no tenemos que ser perfectos eso es imposible pero si ser consecuentes y coherentes. Los niños y niñas no aprenden de lo que decimos si no  de lo que hacemos, aprenden por imitación.

 

Karla Segura. Maestra Waldorf.